sábado, abril 09, 2016

Exhibición De Atrocidades


  La semana transcurrió lenta, pero constante. Algo pesada por algunos momentos. Los días se escurrieron por la línea de tiempo con tal intrascendencia, que no tengo ninguna historia digna de ser mencionada. -Si, tal como se lee. Un poco triste,¿verdad?-. Al decir esto, no puedo evitar pensar en aquella canción donde Tom Yorke canta: <Im not living, Im just killing time.>  Aunque la canción en si no tenga nada que ver conmigo o la situación en la que estoy, es en esa frase donde recae el sentido de lo que siento. Mas o menos. Tengo la sensación de haber estado encerrado por días, lo cual no se alejaría tanto de la realidad. Aunque a veces pierda completamente la noción del tiempo –y en ocasiones muy contadas, del espacio-, este confinamiento auto-impuesto no me viene tan mal. Me ayuda a pensar, despejarme, a liberarme de mi mismo. De alguna u otra manera.
  En lo que va de la semana, no fui a visitar a nadie y nadie vino a visitarme. –Mirar por la ventana a extraños no cuenta como contacto humano-. Tampoco he hablado por teléfono. Ni siquiera me llamaron de ninguna encuesta de audiencia televisiva –Acá no hay televisor, pero ellos no lo saben. Creo-. Otro detalle: aun hay correo por recoger del suelo, vaya a saber uno de hace cuanto. A menos que este obligado a mirar, seguirá acumulándose. No espero noticia alguna. Menos mal que mi paga la depositan directamente en cuenta, sino estaría obligado a mirar si hay un maldito cheque, siempre.
  Actualmente estoy escribiendo para dos revistas y un diario. Lo mejor es que ni siquiera me tengo que mover de acá. Lo peor es que se van acabando las reservas. Con esto me refiero a que estuve enviando a los editores cuentos y relatos que ya tenia escritos -a esta altura es como hacer trampa-. La razón es muy simple: si bien es constante el proceso de creación, lo que no puedo hacer es darles la forma final. Entonces quedan inconclusos todos mis textos. Lamentablemente no puedo darle una solución inmediata. Estoy corriendo contra el tiempo...
  Y mientras tanto, sigo cavilando ideas que se empeñan en estrellarse contra los cristales de mi mente. Me arrastro de una habitación a otra, cual alma en pena, desde mi cuarto hasta la cocina. Preparo café y, lentamente, recito un viejo hechizo que invente hace mucho tiempo. Vuelvo viajando, atravesando cada habitación-continente para cumplir el ritual. Enciendo el equipo estéreo y dejo que suene lo ultimo que escuche. Bebo lentamente este mágico brebaje mientras observo por la ventana. La escena contrasta con el sombrío riff que hace Peter Hook en New Dawn Fades. Otra madrugada me encuentra escribiendo. No nos sorprendemos, pues ya nos conocemos. Pero esta vez era diferente. La ventana parece un hueco negro, un salto al abismo mas profundo. La luna nueva rige los sueños de esta noche. Ni las estrellas comparten sus luces.
  Observo las sombras deformadas que se proyectan en la pared. Tienen alguna especie de efecto hipnótico en mi. Hace horas que no puedo dejar de mirarlas. Sigo sus formas, adivino sus limites, las memorizo. Mis cosas parecen tan extrañas bañadas por la débil luz de esta lámpara de escritorio. Es como un faro, guiando a estos inanimados navíos, extraños elementos de tortura para la memoria. Aunque no mueva ni un solo objeto, las sombras si parecerían alterarse, cambiar de forma, de lugar. Como si tuvieran vida propia. Como si intentasen decir algo pero en un lenguaje por ahora indescifrable.
  Vuelvo en Mi bemol. Todo en esta madrugada sigue conectado. Podemos crear porque sabemos como romper las reglas. Una sinfonía suena. Todo es posible ahora, a partir de este pensamiento. Y como todo esta conectado, podemos ver como le llegan a una luna que solo se ve en los desiertos del norte, los abrazos que a la distancia le envía el invierno. También llegamos a percibir como lluvias de tierras casi antárticas se prolongan para unir dos puntos, en un torrente intermitente de gotas que avanzan como divina procesión. Y hasta logramos oír suspiros del mismo aire, intercambiando ecos entre tierras lejanas.
  La mañana va ganando terreno y mientras me repliego en mis sueños, toda la belleza del cosmos viene a ver mis manuscritos como si fuera una exhibición de atrocidades sin terminar. Nada mas real, que yo mismo.